Como ya sabéis, el escritor colombiano Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura, falleció el pasado Jueves Santo. Sirvan estas líneas extraídas de "Cien Años de Soledad" como nuestro particular homenaje:
“Pocos
días después descubrió que tenía dificultades para recordar casi todas las
cosas del laboratorio. Entonces las marcó con el nombre respectivo, de modo que
le bastaba con leer la inscripción para identificarlas. Cuando su padre le
comunicó su alarma por haber olvidado hasta los hechos más impresionantes de su
niñez, Aureliano le explicó su método, y José Arcadio Buendía lo puso en
práctica en toda la casa y más tarde la impuso en todo el pueblo. Con un hisopo
entintado marcó cada cosa con su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared,
cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animales y las plantas: vaca, chivo,
puerca, gallina, yuca, malanga, guineo. Poco a poco, estudiando las infinitas
posibilidades del olvido, se dio cuenta de que podía llegar un día en que se
reconocieran las cosas por sus inscripciones, pero no se recordara su utilidad.
Entonces fue más explícito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era
una muestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macondo estaban
dispuestos a luchar contra el olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todas
las mañanas para que produzca leche y a la leche hay que hervirla para mezclarla
con el café y hacer café con leche. Así continuaron viviendo en una realidad
escurridiza, momentáneamente capturada por las palabras, pero que había de
fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la letra escrita.”
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